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Que me secuestre un domingo y lo llenemos de colores.
Ir a pasear por el campo en otoño pisando hojas amarillas.
Rodar por una ladera de hierba en primavera.
Bañarnos desnudas en el mar a la luz de la luna en verano.
Hacer una pelea de bolas de nieve en invierno...

Diréis que la suerte no se busca, pero yo la mía la encontré una noche de enero a punto de darlo todo por perdido.
Diréis que con los pies fríos no se piensa bien, pero a mí tener las manos heladas me sirvió para no volver a soltarme de su mano.

Que dice que la suerte es nuestra, pero sin duda es mía por poder sonreír cada segundo con sólo pensar en su sonrisa, y valga la redundancia.

Pero es que con ella todo vale:
hasta los "para siempre".