- 55 -

Y cómo no sonreír
si al mirarla se ilumina la habitación,
si su olor recuerda a casa,
si su piel es suave y cálida...
si sus manos, de repente, encajan.

Si su pelo invita a perderse.

Si es locura hecha persona, 
persona hecha poesía 
y poesía hecha mujer.

Cómo no sonreír y temblar al pensar que esto era lo que parecía que no iba a volver,
lo que creías olvidado.

Si el corazón late al doble de ritmo hay que hacer caso y...
no dejar de sonreír.

 

- 54 -

LA BELLEZA DEL CAOS

Eran las seis de la mañana. De eso sí que estaba seguro.
Casi todo el día caminó por las calles de su conciencia, pero no entendía nada. A su alrededor todo era silencio porque así lo quería, pero el estruendo de su mente no le dejaba pensar.

Sólo sus ojos le daban paz. Sólo su voz le tranquilizaba. Dentro del caos de su mundo al fin encontró una respuesta...y entonces apagó la luz. 


Tema: La locura.
Frase: Casi todo el día caminó. 

- 53 -

Estoy segura de que cuando sonríe
en algún lugar nacen margaritas;
se acaba una guerra;
brilla más el sol.

Estoy segura de que entre sus brazos
los aviones encuentran pistas de aterrizaje,
y todas las salidas de emergencia conducen a sus ojos.

Estoy segura porque he probado como suena un "te quiero" de sus labios,
porque he acariciado su piel cuando amanece sobre su cama.

Estoy segura de que estar segura,
por una vez,
no significa saltar al vacío sin red.


- 52 -

Hoy la niebla no levanta en esta ciudad,
gris,
 como mis pensamientos.
Estoy convencida de que tras ella
las nubes son negras.
El viento anuncia tormenta.

Todo:
los suspiros en mi garganta,
los arañazos en mi espalda,
el sudor empañando las ventanas,
el teléfono sonando -enmudeciendo al propio silencio-
me recuerdan que ya no estás.
Que ya no eres.

Estalla la tormenta.
Entre mis dedos y ahí afuera.

Suena esa canción.

Maldita sea(s)...
ojalá estuvieras aquí,
luchando contra el agua que gotea por mi cuerpo
con tu lengua como única arma. 

 

- 51 -

¿Que sube el paro? Pues yo me paro en tu sonrisa.
Todavía pienso que las púas de guitarra deberían ser moneda de cambio.
Todos los días pienso en escribir una canción feliz que no hable de amor, y los días que lo hago me la canto a mi misma en voz baja...y que le den al resto del mundo.
Mi mente trabaja más rápido que mis dedos y se me ocurren frases que se esfuman tan rápido como los besos que (no) me debes.

Era Lunes, pero cualquiera podría haber dicho que era Sábado entre tus brazos.

- 50 -

Quiero que vuelvas
a derretir inviernos sobre mi piel
cuando la temperatura suba
y temblemos al mirarnos.

Vuelve,
para soplarme sueños detrás de la oreja
cada madrugada
y beber esa cerveza que nunca nos prometimos.

Quizás también quieras volver
para probar los besos de debajo de la mesa,
dulces por la miel del desayuno.

O puede que quieras perderte en esa carretera
en la que deseé volver,
pero contigo.