Imagina un destino lejano,
un futuro sencillo,
una sonrisa por equipaje.
Recuerda una plaza escondida,
un balcón con vistas
y una noche de estrellas.
Aprende un acorde fácil,
un poema sin prisas
formado por cinco letras.
Y piensa que,
pudiendo ser inmortal entre unas líneas,
es precioso serlo
entre unas yemas.
Debe ser bonito eso de ser su musa ¿no, señorita García?
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