Y no sé.
No sé nada de la vida ni del amor
después de tantos años
viviendo a medias,
escondiendo sentimientos por miedo.
La madurez me la dejé
a los dieciséis
entre las páginas de un cuaderno,
y ahora lo único que me queda es la música.
Aunque ella no sirve para llenar camas
o curar vacíos.
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