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Barrotes.
Alas.
Todo acaba dando igual
si la libertad remata la jugada.

Nos dicen que un pájaro que vive en una jaula cree que los que están fuera de ella son los raros.

Si nunca sabemos lo que hay al otro lado, siempre estaremos encerrados, en nuestra propia mente y en nuestro propio cuerpo.
Da igual las veces que aspiremos a romper los barrotes, muchas veces los límites somos nosotros mismos.

Matar los sueños de un disparo.
Arrancar las plumas de un soplido.
Limar las garras con una mentira.

¿Y si probamos a volar sin que importe nada más?

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