Hay
días en los que me gustaría ser viento
para
viajar a tu lado y mover tu pelo
mientras
vuelves de clase o del trabajo en bici
y
piensas que ojalá estuviera a tu lado.
Hay
días en los que me hubiera gustado estudiar física,
ingeniería
o astroquímica,
para
crear una máquina de teletransporte
capaz
de llevarme a tus brazos.
También
hay días que solo alcanzo a escucharte,
o a
leer tus mensajes tras una pantalla,
pensando
que cualquier cosa que diga o escriba
romperá
la magia y despertaré de este sueño.
Pero es
por las noches cuando más quiero estar a tu lado,
robando
horas al tiempo y recordándole que “aún no” al reloj.
Que
todavía es pronto para despertarnos de este sueño
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